Francisco de Quevedo (Madrid 1580 – Villanueva de los Infantes 1645)

El literato de la Picaresca

Nacido en Madrid en 1580, huérfano de padres, estudia Humanidades y Teología en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid. Viaja a Sicilia y Nápoles junto al duque de Osuna, su amigo y protector, siendo encarcelado y desterrado a la Torre de Juan Abad en 1620, tras la caída del duque.

Tras el nombramiento de Olivares como valido de Felipe IV, es rehabilitado, pero la redacción de un memorial satírico le hace ser encarcelado durante cuatro años en San Marcos de León. La caída de los Olivares (1643) le supone la libertad, retirándose a sus posesiones de Juan Abad y a Villanueva de los Infantes, donde fallece en 1645.

Quevedo se sirvió de la sátira y la burla para mostrar su crítica al mundo que le rodeaba. Ataca con saña los defectos morales y la hipocresía social, no sin ciertas dosis de amargura y pesimismo, todo ello con una cuidada belleza formal. Gusta del clasicismo en sus composiciones, que resultan así elegantes, como en sus ‘Sonetos’, cantos al amor.

Su fina ironía roza la amargura, como en el ‘Buscón’ o los ‘Sueños’, donde desencadena ferozmente una crítica al mundo que le rodea por medio de la sutileza y la burla caricaturesca. Rebelde con la España en la que habita, refleja la desintegración y la profunda crisis a todos los niveles que la asola: la pobreza de las instituciones, la pérdida de valores morales, la hipocresía de la sociedad, la mendicidad como forma de vida, etc.

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